Las pizzas que no lo llevan nunca han acabado de convencerme. Puedo comerlas, claro, pero siempre tengo la impresión de que les falta algo, de que son menos pizza. Me resultan sospechosas, y, en general, bastante insípidas, como si fueran pizza solo a medias.
Claro que por algo la pizza margarita es la quintaesencia de la pizza italiana: tomate, queso y albahaca. Eso, que parece tan poco por lo acostumbrados a ponerle cosas encima a la pizza, como si fuera un concurso para calcular cuánto peso puede resistir la masa, en realidad, es muy difícil. Precisamente, porque al tener tan poco, si la masa no es perfecta y está bien horneada, si la salsa de tomate no es buena, o el queso no es sabroso, si algo falla en esa ecuación tan sencilla, todo termina en desastre.
Y tal vez por ese aprecio al gusto original, las pizzas sin base de tomate me resultan siempre menos pizza. Pero como en todo, toda regla tiene su excepción.
Había hecho pesto casero y tenía burrata y decidí hacer esta pizza con pesto en la base en lugar de tomate. Imaginaos la convicción que tenía, que como en la receta de pizza que uso siempre salen dos pizzas hermosas, en lugar de congelar la otra parte de la masa, como suelo hacer, la hice con su base de tomate y queso. Estaba segura de que no les iba a gustar y no quería que se quedaran sin cenar.
Y no, os podeéis imaginar que sin cenar no se quedaron. Os podéis imaginar que si me descuido no veo ni cómo se la terminan.
Claro que por algo la pizza margarita es la quintaesencia de la pizza italiana: tomate, queso y albahaca. Eso, que parece tan poco por lo acostumbrados a ponerle cosas encima a la pizza, como si fuera un concurso para calcular cuánto peso puede resistir la masa, en realidad, es muy difícil. Precisamente, porque al tener tan poco, si la masa no es perfecta y está bien horneada, si la salsa de tomate no es buena, o el queso no es sabroso, si algo falla en esa ecuación tan sencilla, todo termina en desastre.
Y tal vez por ese aprecio al gusto original, las pizzas sin base de tomate me resultan siempre menos pizza. Pero como en todo, toda regla tiene su excepción.
Había hecho pesto casero y tenía burrata y decidí hacer esta pizza con pesto en la base en lugar de tomate. Imaginaos la convicción que tenía, que como en la receta de pizza que uso siempre salen dos pizzas hermosas, en lugar de congelar la otra parte de la masa, como suelo hacer, la hice con su base de tomate y queso. Estaba segura de que no les iba a gustar y no quería que se quedaran sin cenar.
Y no, os podeéis imaginar que sin cenar no se quedaron. Os podéis imaginar que si me descuido no veo ni cómo se la terminan.
Tal fue el éxito que hemos quedado en repetirla como parte de nuestra rotación habitual, y eso, señoras y señores, eso en nuestra casa son palabras mayores, que una ya lleva años haciendo pizza y el personal está muy bien acostumbrado, para qué os voy a decir otra cosa.
Ingredietnes
Masa de pizza
500 g de harina de fuerza
300 g de agua
30 g de aceite de oliva virgen extra
10 g de sal
10 g de levadura de panadería deshidratada
Unas lonchas de jamon serrano o de Parma
Alcachofas cocidas
Unos tomates secos en aceite
2 unidades de burrata
Unas hojas de rúcula para servir
Limón para exprimir sobre la pizza al servirla
Preparación
Pon en la cubeta de la amasadora los ingredientes de la masa y amasa con el gancho unos 5-7 minutos, hasta formar una masa elástica. Si lo haces a mano, mezcla la harina, la sal y la levadura. Ponlo en la mesa de trabajo y haz un volcán con la harina. Vierte dentro el agua y comienza a amasar. Añade el aceite y amasa hasta conseguir una masa elástica y uniforme, que no se pegue a los dedos ni a la mesa. Pon la masa en un bol aceitado, cubre con film de cocina o un paño húmedo y deja reposar hasta que doble su volumen.
Enciende el horno a 220º.
Desgasifica la masa, divide en dos bolas, y sobre una superficie de trabajo ligeramente enharinada, dale forma a la pizza. Si lo necesitas, ayúdate con un rodillo. Pon la pizza sobre una bandeja o rejilla de horno con papel de hornear o una hoja de silicona. Pon 3 cucharadas de pesto y reparte bien por la superficie. Reparte las alcachofas troceadas y el tomate seco. Lleva al horno unos 10-12 minutos, hasta que la pizza esté hecha. Saca, y añade el jamón, la burrata, y la rúcula. Rocía con limón y sirve inmediatamente, mientras la burrata se deshace con el calor residual de la pizza.
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