No puede ser más fácil, más rápido ni más fresquito. A veces, me pongo estupenda y en lugar de hacer una simple ensalada de rabanitos, los paso por la mandolina, y me marco este carpaccio, que en realidad, funciona con un montón de otras hortalizas y verduras (calabacín, pepino, zanahorias, champiñones... sigue tú con la lista y añade lo que más te guste). Pero es que sólo cambiando la forma en la que cortas o presentas los mismos productos, cambian del todo.
Los rabanitos no me vuelven loca, pero así quedan tan chulos que hasta me dan más ganas de comerlos que normalmente.
Carpaccio de rábanos
Ingredientes
Un manojo de rabanos
Zumo de 1 limón
1 dl de aceite de oliva virgen extra
1 cucharada de vinagre de sidra
1 cucharada de mostaza de Dijon
1 cucharadita de miel
Sal marina gruesa o escamas de sal
Eneldo
Preparación
Lava bien los rábanos (no los vamos a pelar, así que sé escrupolosa con este paso) y sécalos con un paño de cocina o con papel absorbente.
Córtalos en rodajas lo más finas que puedas, bien a cuchillo, o con una mandolina. Extiende el rábano cortado sobre el plato en el que lo vayas a servir y rocía con el zumo de limón.
Prepara una vinagreta emulsionando el aceite, vinagre, la mostaza y la miel. Prueba y rectifica de sazón si es necesario, y reserva.
Añade escamas de sal y eneldo fresco y sirve inmediatamente con la vinagreta aparte.
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