Hace tiempo pasé un verano en Munich. Uno de
los placeres que la vida pone al alcance de los bávaros en verano es disfrutar
del buen tiempo (cuando se tercia) en un biergarten. De mis colegas allí el
primer día que fuimos juntos a un biergarten aprendí dos cosas: primera, que no
puedes pedir una jarra pequeña de cerveza. Yo reconozco que la cerveza me
encanta, así que no tengo problema, la disfruté mucho. Pero incluso para mí,
una jarra de un litro es una salvajada considerable, qué queréis que os diga; y
dos: que coger las jarra con las dos manos es ridículo. Por sus risas según empecé
a hacerlo y sus explicaciones deduje que es algo así como la cara que nosotros
ponemos cuando vemos al típico guiri con sandalias y calcetines. Así que allí
estuve, como una campeona, bebiendo mi jarra de un litro de cerveza y levantándola
con una sola mano (cosa que puedo asegurar que te deja dolorida la mano para el
día siguiente).
Ese volumen de cerveza necesitas empaparlo
con algo. Incluso a los locales semejante cantidad se les subiría (y se les
sube, para que engañarse, porque no suelen para con la primera jarra) a la
cabeza. Así que uno de los acompañamientos más típicos son los pretzels. Estos
pancitos son salados, muy salados, lo que supongo que a días te ayuda a
absorber el exceso de cerveza y otros días es la excusa perfecta para pedir
otra ronda porque te han dado aún más sed. Pero sea como sea, lo cierto es que
desde entonces, cada vez que pienso en pretzels no puedo evitar sonreír
porque el recuerdo de ese verano en Munich me viene de inmediato a la cabeza.
Como
podéis ver por la luz de estas fotos, aquí hace tiempo que hemos dejado el
verano atrás; y no, no pretendía replicarlo en absoluto al hacer estos pretzels
caseros. Lo que me ocurrió es que revisando un par de libros de panadería en
casa me di cuenta de que todavía no había hecho unos pretzels. Así que eso había
que arreglarlo necesariamente. Esta receta tiene de especial que usa algo de
harina integral. A mí me ha gustado particularmente el sabor que aporta ese
poquito de harina integral, pero si lo prefieres puedes hacerlos con el total
de la harina blanca, a tu gusto.
Pretzel
Ingredientes:
Para la masa
275 ml leche
1 cucharadita de sal (5 gramos)
300 gramos de harina de fuerza blanca
75 gramos de harina de fuerza integral
1 cucharada de azúcar
1 cucharadita de levadura seca de acción rápida
Para el glaseado salado
4 cucharaditas de sal fina
2 cucharaditas de azúcar
3 cucharadas de agua
Sal gorda para decorar
Preparación:
Mezcla todos los ingredientes de la masa y amasa con el gancho de amasado en la amasadora eléctrica a velocidad media, o a mano, hasta conseguir una masa elástica que no se pegue a las paredes del bol.
Vuelca la masa sobre
una superficie enharinada y extiéndela formando un rectángulo de unos 35x25
cms. Cúbrelo con un paño de cocina limpio sin presionar y deja reposar la masa
20 minutos. Corta el rectángulo en tiras de un centímetro de grosor, haz tiras
de masa y forma los pretzels. La mejor forma para mí es dar forma de herradura
a la masa, cruzar dos veces los extremos y luego llevarlos al lado opuesto,
como se puede ver en la secuencia de fotos.
Forma los pretzels y ve
poniéndolos en un par de bandejas de horno con papel de hornear o silicona.
Cubre los pretzels con film de cocina impregnado en aceite, sin presionar, y
deja de nuevo reposar 20 minutos.
Prepara el glaseado mezclando los ingredientes en un cazo pequeño hasta que se disuelvan el azúcar y la sal. Deja enfriar en un bol.
Precalienta el horno a 220º y hornea durante unos 8 a 10 minutos, hasta que se doren. Una vez fuera, pinta con el glaseado, espolvorea con la sal gorda y deja enfriar en una rejilla.
Prepara el glaseado mezclando los ingredientes en un cazo pequeño hasta que se disuelvan el azúcar y la sal. Deja enfriar en un bol.
Precalienta el horno a 220º y hornea durante unos 8 a 10 minutos, hasta que se doren. Una vez fuera, pinta con el glaseado, espolvorea con la sal gorda y deja enfriar en una rejilla.
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