Esta receta no tiene ningún secreto. De hecho, es más fácil que freír un huevo. Tiene gracia, porque yo nunca he entendido por qué todo el mundo dice que freír un huevo es tan fácil. Cuando no sabes cocinar una sartén con aceite humeante a la que tienes que echar un huevo es de lo más aterrador; pero qué sabré yo.
Yo recuerdo que hacer cosas al horno cuando no sabía cocinar me parecía algo muy complicado. Supongo que le veía mucho más misterio del que en realidad tiene, y que darle el punto para que las carnes quedaran jugosas por dentro, pero tostadas con su costra crujiente por fuera, como de anuncio, me parecía cocina avanzada.
Después aprendes que con ponerle un poco de atención el horno es lo más sencillo y de lo más agradecido, y acabas por usarlo cuando no tienes ganas de complicarte la vida, como es el caso con el clásico pollo asado.
Esta fue la comida del domingo. Fácil, simple a más no poder, pero con un sabor tan espectacular como la pinta que tiene. Va a ser que al final le he cogido el punto.
Yo siempre acompaño los asados con un lecho de patata panadera, pero a mis hijas las patatas no terminan de convencerles y como el riesgo de zamparme la bandeja entera es más que considerable, prefiero controlar los daños y optar por hacer solo el pollo. Yo lo acompañé con una buena ensalada y tuvimos una comida genial sin ninguna complicación.
Pollo asado
Ingredientes para 4 -5 personas
1 Pollo entero, limpio, de 1,5 kg
Unas ramitas de tomillo fresco
Una ramita de romero fresco
2 limones medianos
Aceite de oliva
Sal
Preparación
Precalienta el horno a 190º/ 170 con ventilador.
En una bandeja de horno pon una cucharadita de aceite de oliva y extiéndielo. Coloca encima el pollo, con la pechuga tocando la bandeja, para que haga primero por abajo. Echa un chorro de aceite de oliva por encima, añade sal y pon las ramitas de romero y tomillo.
Lleva al horno durante 45 minutos.
Pasado este tiempo, saca la bandeja, da la vuelta al pollo para que la pechuga quede hacia arriba. Con una cuchara, recoge los jugos del pollo y riégalo varias veces. Añade el zumo de 1 limón y luego pon el otro limón cortado en cuartos (a mí me gusta cortarlos a lo largo y poner uno de estos gajos en la cavidad del pollo para darle más sabor). Lleva de nuevo al horno otros 45 minutos. Si se tuesta demasiado antes de este tiempo, tápalo con papel de aluminio. Revisa al final de la cocción para que no quede demasiado seco.
Retira del horno, déjalo reposar 10 minutos antes de trincharlo, y sirve a continuación.
Para calcular el tiempo de horno, usa esta regla: necesitarás
20 minutos por cada 500g de peso y 20 minutos más.)
hay recetas fáciles, como lo que comentas del huevo frito, o un pollo asado, que a pesar de ser fáciles requieren práctica y más práctica.... a mi desde luego me encanta el pollo asado, y sigo practicando, aún no he llegado al nivel del pollo de mi madre, que es buenísimo
ResponderEliminar