Creo que no puedo ni recordar cuándo fue la
última vez que estuve cuatro días sola. Este verano mis hijas han pasado unos
días con sus abuelos, y J. fue a llevarlas con ellos, se quedó unos días con
sus padres y yo estuve sola en esta casa que es grande, se mire como se mire. Nosotros hemos seguido trabajando. Tendremos unos días de
vacaciones todos juntos, pero más adelante.
Para mí fue extraño. Seguro que cualquier mami
con niños en edad escolar me entiende. La verdad es que no recuerdo cuándo fue
la última vez que estuve varios días sola. Sola por completo.
Definitivamente, hacía tiempo que no me
encontraba así. Sin tener que cuidar de nadie más que de mí misma. Pero estuve trabajando, así que tampoco penséis que me puse a hacer planes grandiosos.
Me limité a cosas mucho más simples, (yo soy de
natural bastante simple, que queréis que os diga) tan simples como a descubrir que hay
silencio en mi casa. Es más,
tanto me gustó que me vine arriba y hasta me descargué una aplicación
para meditar y relajarme ante ese nuevo y desconocido remanso de paz y silencio
que tenía a mi alcance.
La otra cosa que tambien me pareció magia después
de acostumbrarme a la casa silenciosa a todas horas (tengo que confesar que sí, que ante la falta de costumbre, después de un par de horas empecé a hablar en voz
alta) fue que las cosas, cuando estás sola, se quedan en el sitio en que las dejas. Alucinante, oye, levantarte y que no haya nada revuelto,
tirado, olvidado o esperando que cambie de sitio mágicamente, y al contrario,
que nadie haya cambiado de sitio/movido/tirado/ algo que tu ibas a usar a
continuación.
Si, soy muy simple. Tan simple que esas cosas me tuvieron
impresionada, tengo que confesarlo.
Pero también he de confesar que esa soledad con
la que una fantasea a ratos, a puro de no tener tiempo a solas, me pareció por
primera vez en mi vida que estaba tremendamente sobrevalorada.
Luego J. volvió y hemos podido hacer cosas juntos: salir a cenar, a tomar una copa (no es que no lo hagamos nunca, pero poder hacerlo sin pensar en canguros ni planificarlo como si fuera una operacion militar si que es algo nuevo), irnos unos dias fuera, volver y trabajar los dos solos en esta casa inmensa.
Y han pasado las semanas y mis hijas han vuelto.
Y me he dado cuenta de que, aunque no tengo nada de madre coraje, en casa estamos en un
momento muy dulce. Las he echado de menos. No en el sentido de estar
continuamente pensando en dónde o cómo están. He echado de menos sus
ocurrencias, sus historias a la hora de la cena, sus discusiones absurdas por
los pasillos, sus risas y sus sueños. Y me he dado cuenta de que esto me gusta, me gusta mucho. Me he dado cuenta de que me hace muy feliz esta pequeña
burbuja que me carga las pilas frente al mundo. Que no es una obligación, ni un
agobio, sino que es lo que yo quiero, y que me hace tremenda, inmensamente
feliz.
A veces, necesitas cuatro dias a solas en casa con una aplicacion de meditacion diciéndote que respires, que abras o cierres los ojos, para darte cuenta de que respiras de maravilla con los ojos abiertos, con los ojos cerrados. Que lo mejor está aquí y ahora, delante de mis narices, y que va a cambiar antes de darme cuenta, y que lo único que tiene sentido es disfrutarlo todo lo que pueda, y estar inmensamente agradecida de la suerte que es estar viva, aquí, ahora.
Bueno, menudas profundidades en las que me he
metido antes de entrar en materia hoy. Y todo porque hacer queso en casa me ha
disparado la vena hogareña.
Esta receta no sé si es o no la mejor para hacer
ricotta casero. Lo que sé es que es la primera que he probado y que el
resultado me ha encantado. De hecho, te puedo decir que si llego a saber lo fácil que es hacer ricotta casero lo
hubiera hecho mucho, mucho antes. Siempre había pensado que es mucho más
complicado. Pero de verdad que es sencillísimo. A mí una de las cosas que no me
gustaban cuando lo veía es que quedaba un queso sin forma, como una masa
coagulada a medio cuajar. Yo decidi ponerle un aro de presentacion al guardarlo
para enfriar, y funcionó de maravilla. Una vez cuaja con la forma, se retira el
aro y no se desmiga, mantiene la forma redondeada de un queso. Por lo demás,
qué más se puede pedir: facilísimo, sin ninguna complicacion y totalmente
casero. En fin, una de esas recetas que tus hijos pueden hacer sin ningun
problema, para cerrar el tema caserito.
Ricotta casero
Ingredientes
1 litro de leche entera
1/2 cucharadita de sal
3 cucharadas de zumo de limón
Necesitarás un colador y una gasa fina
Preparación
Prepara el colador sobre un bol grande y estable, con una gasa encima. Pon la leche en un cazo de base gruesa con la sal y llévala a ebullición, a fuego medio, removiendo para que no se pegue. Añade el zumo de limón, reduce el fuego al mínimo y remueve constantemente, hasta que la mezcla cuaje, unos 2 minutos.
Vierte la mezcla sobre el colador cubierto con la gasa y deja que escurra bien durante una hora. Guarda el queso en el frigorífico en un recipiente hermético. Aguantará un par de días.
A mí me gusta que tenga esta forma redondeada, así que después de escurrirlo lo guardé en la nevera en un bote de plástico hermético con un molde circular. Después de unas horas en la nevera, se puede quitar y el queso habrá mantenido la forma. También lo puedes dejar hasta el momento de servirlo.
Muchas veces es buena la allegadas 0-para relajarse, pensar y hacer las cosas que sin estar sola no podrías. Este quedo ricotta me encanta yo en mi blog también tengo uno y la verdad que me encanta, se ve estupenda la receta
ResponderEliminarUn abrazo y ten una bonita semana
No querida.....no solo te entienden las madres con hijos en edad escolar, ¡también las madres con hijos que han salido de ella!...Yo tengo uno de 24...(mi niña voló ya, vive en Madrid y le echo de menos todos los días y le llamo todos los días).....cuando viene ahora, vienen de 2 en 2 (también te llegará)...el bullicio y el griterío es adorable...pero cuando se van una respira y se concentra en volver a poner las cosas en su sitio para que no se muevan como dices tu......Yo disfruto y he disfrutado a tope con mis dos hijos, se adoran y yo les adoro a ellos.....la semana que vienen vendrán y celebraremos todos mi cumpleaños y es lo que más me gusta en este mundo, y cocinar para ellos...y las charlas hasta las mil.....pero adoro la tranquilidad que tengo en este preciso momento...y eso que mi marido está de vacaciones y lo tengo pululando por la casa que tampoco es lo mismo que estar sola.......Lo que hay que hacer es saber disfrutar de los ratitos que nos dejan solas y disfrutar de los ratos que tenemos con ellos....yo no sufro de nido vacío (como me dijo una en una ocasión)...pero les echo de menos muchas veces al día.....es un sentimiento materno como de contradicciones....ahora si pero poco.....que vengan pronto si pero que me dejen también, jajaja...yo te entiendo.....¡pero si somos madres al 100%! y hay que tomárselo con calma que es para toda la vida......eso dice mi madre a la que recurro constantemente y a la que alguna vez he oído decir...:" Buf, mañana cuando os vayáis todos me pondré las pilas"....¡pues lo mismo!...Un beso reina...disfruta de todos los momentos posibles.
ResponderEliminarMarialuisa
Que lindas palabras y muy ciertas...
ResponderEliminarMe encantan tus introducciones, la verdad me atrapa tus historias... mil gracias por tu tiempo!