Os contaba que cuando una cambia de ciudad cuesta encontrar de nuevo las tiendas favoritas en las que comprar ropa sabiendo que vas a encontrar lo que te gusta. Y para muestra un botón. Hace un par de semanas entré en una de estas tiendas. Es una cadena con tiendas en cada centro comercial -nada especial. De hecho, casi nunca encuentro nada que me guste, pero por los motivos que fueran volví a entrar en la tienda. No vi absolutamente nada que me apeteciera probarme, mucho menos comprar. Así que hice lo que haría cualquiera en esta situación: coger unos vaqueros, por aquello de que nunca se tienen suficientes vaqueros, y que no sé que arrebato de probarme algo me dio en aquel momento, como para demostrarme que el viaje no había sido completamente inútil.
Los vaqueros era ajustados y con algo de fibra elástica, lo cual suele estar bien porque ayuda a que queden en su sitio. Así que inocentemente esperanzada cogí lo que vendría a ser el equivalente de mi talla, pero en versión inglesa. Me fui al probador y me pareció que los pantalones no estaban mal, pero la talla me quedaba algo grande -lo cual me dio una cierta alegría , porque aunque ya soy mayorcita para comprar lo que me queda bien, sea la talla que sea, tampoco soy inmune a la idea de que estaría mejor con algo menos de peso y todas esas cosas. Así que tuve que salir a buscar una talla menos, encantada de que fuera una menos y no una más. Volví al probador, y el nuevo pantalón estaba mejor, pero seguía sin ser mi talla. Ahora ya estaba en una talla menos de mi talla habitual. Y ya no era normal que me quedara holgado. Pero lo mejor es que tuve que salir todavía dos veces más. Al final, el que me iba bien era cuatro tallas más pequeño que la talla que suelo llevar.
Para cuando llegué a esa talla ya no sabía si quería o no el pantalón (otro vaquero? en serio eso era todo?) sobre todo de una marca que hacía el tallaje con los ojos vendados, o que en el mejor de los casos tiraba las etiquetas encima de los pantalones, y las cosía como caían.
Y entonces pensé que no podía volver a una tienda que o no tenía idea de las tallas estándar, o estaba usando ese truco de cambiar las tallas para darte la alegría sicologica de haber bajado de talla. En cuanto lo pensé un segundo me repateó bastante la idea de que me estuvieran tratando como a una imbécil que piensa que cambiar la etiqueta cambia la realidad. Porque os aseguro que después de probarme el segundo pantalón la cosa perdió toda la gracia.
Así que esta tienda ya se ha quedado fuera de mi recorrido. Bueno, las cosas que tienen de accesorios para casa y la ropa de niños no están mal, pero la sección de mujer ahora me parece un chiste.
En fin, como llevo una temporada venga a publicar postres y recetas hipercalóricas y he hecho algunas otras que quiero subir pronto al blog -quería aprender algunas cosas de pastelería, qué le voy a hacer-, me tocaba ya hacer algo más sensato, y además, esta vez, vegetariano.
No vayáis a pensar que ahora nos estamos hinchando en casa a postres y repostería. Es que como ahora publico tan de tanto en tanto, para cuando puedo cocinar me apetece seguir aprendiendo técnicas de repostería, que hacía tiempo que no le había dado un empujón al asunto. Y como en el trabajo están encantados de que siga practicando, no tengo mucho problema.
La otra cosa es que me interesa tener aquí las versiones de las recetas que a mí me han funcionado, porque cuando las necesito quiero tener la versión exacta que yo usé y que me salió como yo quería.
Total, que esta es una versión de una receta que encontré en una revista de cocina de aquí. El concepto no puede ser más simple, es un estofado con todo el sabor intenso de un buen estofado. Pero es un estofado sin carne. ¿Y eso cómo se hace? Pues usando como ingrediente principal setas y hongos.
A mí me parece que merece muchísimo la pena probarlo, y desde luego que es un plato que merece la pena hacer en bastante cantidad. Yo quiero probar un par de variantes (añadirle tofu, o berejenas en tacos) para hacerlo algo más consistente y hacer felices a mis amigos -vegetarianos y no vegetarianos- cuando vengan a cenar a casa.
Yo os aseguro que tanto con mi talla de siempre como con otra estoy encantada de descubrir platos que funcionan tan bien y son tan redondos.
Estofado de setas con puré de patatas
Ingredientes (4 personas)
50 gramos de porcini desecados
300 gramos de champiñones pequeños (para cocinar enteros)
4 chalotas
2 dientes de ajo
125 ml (medio vaso) de vino tinto
2 cucharadas soperas de vinagre balsámico
6 cucharadas soperas de salsa de tomate casera
1 pizca (1/4 de cucharadita) de canela en polvo
1 pizca (1/4 de cucharadita) de comino en polvo
Aceite de oliva
Sal
Para el puré de patatas
4 patatas
Sal
1 cucharada de mantequilla o aceite de oliva (opcional)
1 chorrito de leche
Cubrir los porcini desecados con agua hirviendo al menos 10 minutos. Mantener en el agua hasta el momento de usarlos.
Poner las chalotas cortadas en tiras finas en una sartén con un par de cucharadas soperas de aceite. Añadir sal y dejar caramelizar a fuego muy bajo durante unos 20 minutos, removiendo de vez en cuando, para que se caramelicen, pero no se quemen.
Retirar las chalotas, y en la misma sartén, saltear dos dientes de ajo laminados con los champiñones enteros a fuego fuerte. Añadir aceite si es necesario.
Añadir las chalotas caramelizadas de nuevo, más el vino tinto y dejar reducir, a fuego medio, hasta la mitad de su volumen, unos 5 a 8 minutos.
Añadir los porcini, con medio vaso del líquido de rehidratarlos (bien colado para que no queden restos terrosos), 2 cucharadas soperas de vinagre balsámico y 6 cucharadas soperas de salsa de tomate casera (o tomate frito o 3 cucharadas de tomate concentrado), 1 pizca de canela y 1 pizca de cominos en polvo. Cocinar 1 hora a fuego medio- bajo.
Hacer un puré cociendo 4 patatas hermosas en abundante agua salada unos 20-25 minutos, hasta que se aplasten fácilmente con un tenedor. Pasarlas por el pasapuré y añadir una cucharadita de mantequilla o aceite si se quiere, y un chorrito de leche para darle cremosidad.
Servir el puré acompañanado al ragout de setas y decorar con unas hojitas de perejil.
Pues Macu, hablando de tallas, no sé si te habrás enterado de la "ultima" de Mango: ahora tiene tiendas especiales para tallas grandes que se llaman "Violeta by Mango", en Palma de hecho la han puesto en avenidas, muy cerca de Plaza España, donde había el cine aquel, hace años. Pues bien, resulta que para Mango, ahora la talla 40 es "grande". Tócate un pie. Y se vende en la nueva tienda aposta para tallas grandes. Es que me dan los siete males. Cuantas chicas adolescentes van a sufrir por esa chorrada, amén de que considerar la 40 una talla grande, clama al cielo... En fin. Tu estofado me ha encantado, pero oye, haz algo más veraniego que aquí ya vamos a la playa! (no es por dar envidia ni nada...)
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