El viernes empieza el Giro de Italia. Teniendo en cuenta que a mi el ciclismo no me apasiona, seguro que no entendéis a qué viene esto. Pero lo bueno, este año, es que el Giro empieza aquí, en Belfast. Tan absurdo como me sonó la primera vez que lo oí, así de natural me parece ahora, después de meses en los que la ciudad se ha ido preparando y ahora mismo está cubierta de rosa y de una emoción histérica por vivir lo que alguien en otros lares hubiera llamado "acontecimiento planetario". Yo sigo alucinando con lo surrealista de todo el asunto, pero no deja de hacerme gracia la emoción que se acumula por aquí, y ese orgullo de pueblo pequeñito queriendo aprovechar la oportunidad de mostrar al mundo lo bonita que es tu casa, mezclado con una pena tremenda por el frio que van a pasar los pobres corredores, que no dejan de ser rehenes de estas franquicias millonarias en que se han convertido lo que antes solían ser acontecimientos deportivos.
Así que si alguno sigue la primera etapa del Giro, casi con toda probabilidad verá las calles que atravieso cada mañana de camino al trabajo, y el impresionante edificio de la Universidad justo al lado de mi oficina, o el edificio del Titanic, que es otra de esas cosas surrealistas que a mí también me hacen gracia, porque tiene mucho humor negro eso de que se haga un homenaje al naufragio más famoso de la historia. Aunque, como a ellos les gusta decir con mucha sorna "estaba perfecto cuando salió de aquí". Con un poco de suerte, si el tiempo lo permite, se verán paisajes de verde, roca y mar salvajes, como solo pueden serlo con el viento y la lluvia constante que riega sin descanso esta parte del mundo. Y con un poco de suerte, por una vez, esa normalidad y esas ganas de mirar hacia adelante y de mostrar lo mejor serán la noticia que salga de aquí, simplemente.
Así que con todo esto a la vuelta de la esquina lo que me apetece es preparar un plato vistoso, rápido, sabroso y marinero.
Esto es sencillo, no lo siguiente. Y es uno de esos platos para empezar una comida que te hacen quedar de maravilla.
No sé por qué nunca hasta llegar aquí había tomado así las vieiras. En casa siempre las había tomado estilo clásico: con bechamel, y a ser posible, en su concha. Nunca me habían vuelto loca, la verdad, pero es una de esas cosas sobre las que tampoco había dado más vueltas.
Sí que había visto, sobre todo en blogs, que las usaban bastante y de modo distinto a como las usamos nosotros, pero tampoco me había interesado mucho más.
Pero hace unos meses fuimos a un restaurante de pescado, lo que no sería especial si no fuera porque desde que estamos aquí el pescado es una de las cosas que más echo de menos. Así que un buen restaurante de pescado fue una sugerencia muy bien recibida. Está bastante lejos de Belfast, y era un poco escéptica de que el viaje estuviese justificado. Pero realmente lo está. Comimos de maravilla, sobre todo porque hacía tiempo que no me daba un homenaje a base de pescado, y además el precio es más que razonable. Total que fue de lo más recomendable, pero no me dedico a recomendar restaurantes, sobre todo a tanta distancia de casa... pero sí que probar las vieiras así fue una sorpresa para mí, y me quedaron ganas de intentar hacerlas yo en una versión parecida. Al final llegué a esto, con todas las limitaciones con respecto al original, pero debo decir que el resultado está bastante, bastante bien.
Entrante de vieiras
Ingredientes (para 2 personas)
8 -10 vieiras hermosas, sin el coral (usalas congeladas si no las puedes conseguir frescas)
80 gramos de bacon o panceta en dados pequeños
1 cucharada de harina de trigo
1 vaso de vino blanco
20 gramos de mantequilla
Nuez moscada
Sal
Pimienta
Unos brotes para decorar (opcional)
Aceite de oliva
Preparación
Prepara una bechamel ligera derritiendo la mantequilla. Añade la harina y tuestala ligeramente antes de añadir el vino. Si fuera necesario, añade algo más, hasta conseguir una crema de textura ligera. Añade un golpe de nuez moscada, y salpimenta ligeramente.
En una sartén amplia, saltea el bacon en un poco de aceite de oliva, hasta dejarlo crujiente, pero no seco. Retira y deja escurrir sobre papel de cocina. En la misma sartén, a fuego no demasiado fuerte, fríe las vieiras ligeramente. Salpimenta ligeramente (el bacon ya tiene suficiente sal, así que tenlo en cuenta). Sirve inmediatamente poniendo un poco de salsa, las vieiras y el bacon en el plato, y decora con los brotes.
¿Eeeh?... ¿que el Giro de Italia empieza en Belfast?, esto si que es insólito... y viendo lo absurdo que es -así, a primera vista, porque seguro que hay una explicación ¿razonable?- da mucha risa. Entiendo cómo se siente el vivir en un pueblo pequeño y que ocurra algo así. Donde vivo también pasó un año (no recuerdo porque a mi tampoco me apasiona el ciclismo) y estaba todo el mundo en la calle luciendo tipo para salir en la tele.
ResponderEliminarMe encanta este plato porque es un plato sencillo que es todo un lujo a la vista y al paladar y que como bien dices: te hace quedar de maravilla. Muchas gracias. Un beso.
Vaya pinta que tiene el plato, tiene que ser delicioso. Un beso!
ResponderEliminarLa sencillez reside en el buen gusto.... y sobra decir que este plato esta cargado de ambas :)
ResponderEliminarDelicioso.
Un beso.
Curioso esto del giro, pobres ciclistas.Me gustas estas vieiras, un entrate delicioso.
ResponderEliminarPor cierto, de sorpresa me encontré tu libro en el Corte Inglés de Cádiz, no sabía nada Macu. Muchas felicidades.
Evidentemente, me lo compré. Un besote.
que ricas....sin duda alguna mi marisco favorito.
ResponderEliminarQue bueno lo del "acontecimiento planetario...uhmmm a qué me suena?jjj. Estas vieiras tienen una pinta fantástica, sencillas y bellas, puede sonar cursi, pero con esa luz y definición en la fotografía, la vieira, si señora, es BELLA. bsss
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