Adoro el pan en casi todas su formas y posibilidades. Aluciné cuando entendí cómo me miraba mi amiga inglesa cuando yo era incapaz de comer sin pan ni una sola comida, y cuando me explicaba que para ella era casi un plato más. No era capaz de concebirlo. Igual que no concibes poner la mesa sin vasos o cubiertos, para mí sentarme a comer sin pan (y sin ensalada en casa de mis padres para acompañar el segundo plato, haya lo que haya, -pero eso es otra historia-) era algo de todo punto inconcebible. Pero luego creces y empiezas a hacer dietas y no tienes cerca una panadería de verdad, sino un surtidor de ese chicle calentito que son las baguettes precocinadas y le vas siendo infiel a uno de tus primeros amores culinarios.
Claro que luego te sigues haciendo mayor y un día pruebas a hacer pan en casa y caes en la cuenta de que ese sí que es un amor para toda la vida, y vuelves a ilusionarte y a disfrutarlo, incluso sin nada más.
Yo soy capaz de comer una barra entera sin acompañarla de nada. No me hace falta. Y puedo terminar empachada pero con una sonrisita entre feliz y estúpida que me permito de cuando en cuando. Y recordar cómo me explicaba mi abuela cómo amasaba ella el pan en casa, y cómo llevaban luego las hogazas a cocer en el horno del panadero del pueblo, y las guardaban toda la semana. Y cómo hacía de vez en cuando tortas a la sartén con los restos de masa que no daban para otra barra. Ponía abundante aceite a calentar y extendía una bolita de masa con la punta de los dedos, como si fuera una pizza diminuta. La ponía en la sartén y cuando se doraba la cubría de azúcar. Y os podéis imaginar que todos los nietos adorásemos a esa abuela enorme y deliciosa, amorosa y siempre divertida a la que en vida nunca le hice ver todo lo que me acuerdo de ella ahora que hace tiempo que no está.
Tenía pendiente probar a hacer en casa unos grisines. Que para alguien a quien le guste el pan puede que sean un pequeño sacrilegio, todo corteza y nada de miga.... pero que a mí me apetecía mucho preparar por una vez. Me daba pereza que no fueran tan perfectos como los comerciales, que no me quedase una barrita lisa y estirada, sino que la marca de mis dedos al amasarlos estuviera bien presente en el resultado final.
Pero superada la pereza inicial, debo decir que mi beta tester ha dado su ok. Sus palabras exactas fueron: "no vuelvas a hacerlos, que ya me he comido cuatro sin darme cuenta". En su defensa diré que yo ya había hecho las fotos, y me dejó probar alguno. Y sí, están muy ricos.
Pero superada la pereza inicial, debo decir que mi beta tester ha dado su ok. Sus palabras exactas fueron: "no vuelvas a hacerlos, que ya me he comido cuatro sin darme cuenta". En su defensa diré que yo ya había hecho las fotos, y me dejó probar alguno. Y sí, están muy ricos.
Ingredientes (basta la mitad de esta masa, o te saldrán grisines para todo el barrio. Usa la otra mitad como base de pizza)
300 ml de agua
1 cucharada de aceite de oliva
1 cucharadita de sal
1 cucharadita de azúcar
450 gramos de harina de fuerza
1 sobre de levadura de panadero seca (yo uso de la marca Vahiné, de 4,6 gramos por sobre)
1 cucharada sopera de queso rallado (Parmesano, manchego o similar, con sabor)
una pizca de romero, tomillo y orégano secos
Preparación
Poner los ingredientes en la cubeta de la panificadora en el orden en que aparecen, en el programa de masas, EXCEPTO el queso y las hierbas. Añadir éstos en el momento en que el programa avise para añadirlo.
Precalentar el horno a 180º. Poner harina en la superficie de trabajo, y una vez lista la masa, dividirla por la mitad y reservar la mitad de la masa como base para una pizza (se puede congelar). Hacer porciones pequeñas con la masa, y dar forma alargada. Colocarlas sobre una bandeja de horno con papel de cocina o una hoja de silicona, algo separadas entre sí.
Llevar al horno hasta que estén dorados en la superficie, unos 15 a 20 minutos aproximadamente.
Que buena pinta que tienen, un aperitivo tremendo :P
ResponderEliminarhoysonrioalespejo.blogspot.com
Ay, yo era de las que de pequeña le metía el dedo al pan y le sacaba toda la miga... cual topo cavando su casita.
ResponderEliminarPero cuando conocí los grissines, me enamoré de ellos!!! Se comen solos, en un segundito... jejeje probaré a hacerlos =)
Besotes
Nosotros no somos de comer con pan todos los días, a mi padre no le puede faltar su pan en la mesa... Lo cierto es que es una delicia y hacer pan en casa es mágico. Estos palitos son para mi un vicio y procuro ni hacerlos ni comprarlos porque me los como de una sentada. Ahora que los veo... como que hago unos esta semana ...mmm... ¡ME-EN-CAN-TAN!. Besotes,
ResponderEliminarwww.cocinaamiga.com
El buen pan como bien dices no necesita más, pocos nos resistimos a parar cuando empezamos una barra de pan recién horneada, estos grisines son perfectos para tomar como aperitivo o en un tentempié, me llevo la idea! Muchas graciasss!
ResponderEliminarjajaja, yo también soy capaz de comerme una barra a palo seco, jajaja. Claro que si la acompaño de chorizo de Pamplona, ya estoy en la gloria.
ResponderEliminarAhora me llega a mi la época de los grisines, con mi hija que va a el cole solo por las mañanas, se los llevo a la puerta del cole para que pique un poquito antes de llegar a comer a casa ;)
Salu2. Paula
Pues te han salido con una pinta rústica y casera muy deliciosa!!!!!!! a mí es así como me gustan estas cosas! Me quedo con la receta... los tengo que probar...
ResponderEliminarUna entrada preciosa!! Me has recordado a mi abuela, también nos contaba cómo hacían el pan, la mantequilla, cómo salaban la carne para todo el año, que tiempos!!! Te entiendo con lo del pan, yo lo adoro y como mucho y más que comería si lo hiciera yo misma!!
ResponderEliminarEstas barritas para mí son una golosina, empiezo y no puedo parar!! Te las copio a ver que sale de mis manos!!!
Besitosss
Nada como el pan recién hecho, la verdad es que no.
ResponderEliminarPreciosos. Y aunque puedan parecer como hermanos pequeños del pan me encanta hacerlos. Siempre que hago pizza guardo un poco de masa para hacerle unos "picos" a mis niños.
ResponderEliminarUn besote.
Qué buena pinta. Así aromatizados, una delicia!!!
ResponderEliminarPero como me gustan tus platos y tus presentaciones! El de fajitas increíble rico y sano y este adaptándolo pues genial para picar, falto una semanas y me encuentro maravillas
ResponderEliminarQue ricos estos palitos... Bss
ResponderEliminarqué bueno el pan, los palitos, y todo lo relacionado!!!!ya me la he puesto en favoritos....
ResponderEliminarme encantan las fotos!
Muy ricos!! En casa caen parecidos de vez en cuando, ahora con masa madre porque desde que la hice ya no hago panes si no es con ella. ¡Y qué maravilla lo bien que huele la casa cuando hay pan horneándose en la cocina, verdad?
ResponderEliminarUn beso.
He hecho unas flautas de pan hace unos días, las mías eran más consistentes, chismorrea no más ni menos.... Me voy a refinar un poco y probaré a hacer esos grissini especulados que tienen que estar para morirse de buenos.
ResponderEliminarCuando era pequeña mi madre nos envíaba a comprar el pan (moreno malloquín) a la panadería, que en aquel momento era de leña, si el pan todavía estaba calentito no llegaba entero a casa, hasta que un día decidió que era mejor no mandarme a mi a por pan :)
ResponderEliminarBesitos
En el pueblo habia una panaderia enfrente de mi casa, y yo me escapaba al horno y me comia la masa cruda de pan, eso si que era pan, no lo he vuelto a probar, el de ahora no tiene nada que ver.
ResponderEliminarBesitos y que vivan las abuelas
Yo muero por el pan, debe ser por eso que no aguanto mucho tiempo con las dietas, sobre todo si están calientitos. Y déjame decirte que estos grisines se ven espectaculares. Me queso con tu receta...!!!
ResponderEliminarMe comería todos y cada uno de estos palitos. Toditos. La combinación me encanta. En casa los solemos preparar y vuelan antes de llegar a la mesa...
ResponderEliminarBesos
Mon
Macu os imagino alrededor de tu abuela esperando que se doren y pasara por el azúcar los pequeños tesoros para disfrutarlos. Viva las abuelas¡ Estos palitos deben ser una delicia, con el jamón y una cervecita yo feliz feliz.
ResponderEliminarUn beso guapísima¡
La verdad es que es una receta sencilla y que sirve para muchas cosas!
ResponderEliminarGracias por dejarme unas líneas, me encantó el comentario.
ResponderEliminarMMM que delicia de grisines, me encantan. Las hierbas que le has colocado son mis preferidas y el jamón crudo me mata, es más ahora me dieron ganas de comer un poco al ver tus lindas fotos.
Gracias por la receta.
Bss desde el otro lado del charco.
Tita
Hoy me identifico totalmente contigo, adoro el pan, y no se ocmer sin él, desde que lo hago en casa es aún más peligroso, pero no puedo prescindir de él. Y con respecto a tu abuela, ahi si que me has dejado con la boca abierta porque tengo los mismos recuerdos de mi abuela materna, mi querida Abuela Paca, y también me encantaría que viera que no hay ni un sólo día que sus nietos no hablemos de ella, cuánto nos enseñó sin saberlo.
ResponderEliminarUn beso
Es verdad el pan es uno de los primeros amores culinarios que uno puede tener y hay que serle fiel toda la vida!!!
ResponderEliminarMe encantan tus grisines. Los he preparado en casa algunas veces y mueren por ellos!!!
Me gusta mucho tu blog, tus fotografías y tus presentaciones, me quedo a seguirte!
Que tengas un bonito finde!
BESITOs
Estos palitos se ven ricos y seguro que muy sabreosos,con ese jamoncitos que tiene un colr que esta diciendome me veras pero no me comeras jajaja.
ResponderEliminarBesos
Qué buena pinta tienen los grisines (yo los llamaría palillos, jaja)!!! Seguro que están riquísimos, además el parmesano es mi debilidad, me encanta. Un beso :)
ResponderEliminarMe encantan los guisines, tan livianos y a cualquier hora, pero nunca los he hecho, me anoto tu propuesta...
ResponderEliminarUn saludo!!
MMmmm, deliciosos grisines! parece mentira cómo algo tan simple pueda ser tan caprichoso, verdad?
ResponderEliminarPreciosas fotos ;-)