Llevaba tiempo detrás de "LA" tarta de queso sin horno definitiva. Ya sé que no os descubro nada, y que hay miles de recetas por ahí, pero a mí me ha costado encontrar una que salga siempre bien, y que tenga la textura y el sabor que estaba buscando. Nada original, nada raro. Solo esa receta a la que pienso volver una y otra vez siempre que quiera una tarta de queso cuajada en el frigo. El único descubrimiento que me atrevo a hacer es que para no comerla toda de una vez, decidí cortarla en porciones y congelarla. Y el resultado es muy, pero que muy recomendable. Si no la vas a tomar toda de una vez, vale la pena usar un molde rectangular, por aquello de que te quedarán barritas o rectángulos que luego son más fáciles de comer como helados, y quedan más vistosos.
Mientras tanto, aquí dejo esta receta que necesito de referencia, porque este verano por fin tengo mi tarta fría (o helada) favorita.
Tarta fría de queso sin gluten
Ingredientes
Para la base
200 g de almendra cruda molida
30 g de azúcar moreno
40 g de mantequilla fundida
Para la crema de queso
280 g queso crema entero (Philadelphia o similar)
75 g de azúcar blanco
280 g de yogur griego
4 hojas de gelatina
2 cucharadas de leche
Zumo de 2 limones
1 cdta de extracto de vainilla
Preparación
Pinta con mantequilla un molde desmoldable de 20 cm, forra con papel de hornear y pinta de nuevo con mantequilla. Pinta también las paredes del molde.
Pon la almendra, el azúcar y la mantequilla en un robot de cocina y mezcla bien. Pon la mezcla en el molde preparado y extiende formando una capa firme y uniforme. Usa el reverso de una cuchara, una espátula en ángulo, o la base de un vaso para apretar la mezcla y conseguir una capa lisa.
Lleva al frigorífico unos 20, mientras precalientas el horno a 180º. Lleva al horno unos 12-15 minutos hasta que esté ligeramente dorada y firme al tacto. Reserva y deja enfriar.
Pon la gelatina en un bol con 50 ml de agua fría y deja que se rehidrate unos minutos. Una vez se vuelva manejable, retira el agua, y vierte la leche. Lleva al microondas un minuto, y mezcla bien hasta que la gelatina se haya disuelto completamente. Mezcla en un robot de cocina o con una batidora todos ingredientes del relleno. En este punto, yo le puse un acetato alrededor al molde porque el mío no es alto, pero esto es opcional. Vierte la mezcla sobre la base de almendra ya fría y lleva al frigorífico hasta que cuaje, al menos unas 4 horas antes de servir. Sirve con fruta fresca, con coulis de frutas, o sola. Aguanta bien en la nevera varios días.
También puedes hacer esta misma tarta en un molde rectangular, cortarlo en barritas y congelarlas. En verano apetecen a cualquier hora!