El fin de semana fuimos al teatro. Fuimos a ver un musical. A las 2.30 de la tarde.
Es que ahora hacemos cosas así. Me refiero no solo a lo del musical (aunque igualmente será chocante para cualquiera que viva fuera de Madrid/Barcelona, porque de todos modos eso no es algo que uno pueda hacer cada fin de semana sin planificarlo), sino, sobre todo, a lo intempestivo de la hora.
En realidad es la primera vez que hemos ido a un musical aquí. Y no por falta de oferta, en absoluto. Nos ha sorprendido la cantidad de espectáculos que hay aquí, todo el tiempo. Sobre todo música y teatro en vivo. En particular, el teatro musical en España es algo muy reciente mientras que aquí es algo muy, muy normal. La gente lo hace como hobby desde muy jóvenes. Hay grupos en las universidades, y hay grupos de aficionados y compañías montando espectáculos continuamente. La relación de los irlandeses con la música yo creo que solo es comparable con su relación con la bebida. Es algo que empapa toda su vida, (en sentido metafórico, y en el más literal, también) igual que la lluvia que no cesa y estos cielos grises que pesan como una losa sobre nuestras cabezas.
Así que si unes la música y su carácter expansivo y algo dramático, no es de extrañar que haya continuamente representaciones de este tipo.
Lo de ir a las 2.30 es por algo más. Obviamente, era una obra para niños (Cinderella - Cenicienta), y fuimos con las niñas. Claro que tampoco creáis que las sesiones nocturnas son muy golfas. El horario normal, incluso para adultos es sobre las 7.30. La protagonista era la maestra de una de mis hijas, así que se trataba de una obra de una compañía de aficionados, que actuaba en el Opera House.
Los primeros meses aquí pensé en que me gustaría venir con ellas al teatro o a un musical, o similar, pero me temía que iban a entender poco y se iban a aburrir y a poner nerviosas y a cansarse muy pronto. Cuando S. dijo que su profe era la protagonista, no tuve ni siquiera un recuerdo de aquello. Ahora son capaces de entenderlo, siguieron la obra a la perfección, incluso las canciones, y seguramente, mucho mejor que yo misma.
Además de esto, lo que me llamó poderosamente la atención fue la calidad de la obra a todos los niveles. Salvo lo austero de la escenografía, a nivel artístico no tenía nada que envidiar a cualquier compañía profesional. Y eso hizo que por un rato, todos, nos dejáramos llevar por un cuento del que ya sabíamos el argumento y hasta los detalles. Y por un rato no hubo nada más real para nosotros que esa historia cursi que hace creer a las niñas que los príncipes azules existen y que no destinen. Al margen de eso, la verdad es que fue de lo más recomendable, incluso a las 2 de la tarde.
Así que cuando salimos, a media tarde, lo que más apetecía era tomar un café y nada mejor para acompañarlo que estas madeleines. Igual era el día, pero yo siempre pienso que hay algo de romántico, de decadente en las madeleines que forma parte de su encanto indudable.
En casa no somos demasiado de dulces, pero alguien que yo conozco es de tomarse el café con algo dulce. No un postre, no un bizcocho, pero un pequeño capricho dulce para mojar siempre es bien recibido. Y cuando hice estas madeleines mi beta tester favorito sonrió y siguió comiendo, y siguió comiendo, y casi no tengo tiempo de hacerles unas fotos antes de que se acabaran. Después de esta cerrada ovación tenía que perseverar, así que las hice de nuevo, pero esta vez, con arándanos en lugar de limón. Yo no sabría decir cuáles estaban mejor. Lo que te recomiendo es que busques tus propias combinaciones a partir de la receta base. Estas madeleines aguantan muy bien varios días en una lata hermética -yo las suelo guardar en la lata envueltas en papel de horno.
La verdad es que no lo pensaba, pero este post ha resultado un dos por uno de lo más sencillo. Espero que las disfrutéis tanto como nosotros.
Madeleines de limón - madeleines de arándanos
Ingredientes
80 gramos de mantequilla, pomada
100 gramos de azúcar
2 huevos
100 gramos de harina
½ cucharadita de levadura de pastelería (Royal o similar)
Una pizca de sal
Para las de limón:
Zumo de 1 limón
Para las de arándanos:
100 gramos de arándanos
Preparación
Bate con unas varillas la mantequilla con una cucharada de azúcar. En un cuenco aparte, bate el resto del azúcar con los huevos y una pizca de sal hasta que la mezcla esté ligera y esponjosa.
(Para las madeleines de limón, añade el zumo a la mezcla de huevos y azúcar.)
Mezcla la harina y la levadura. Pon una tercera parte de esta mezcla con la mantequilla y mezcla bien. Añade el resto y termina de incorporarlo todo. Pon la masa en una manga pastelera y métela en la nevera al menos 3 horas (aguantará hasta 3 días). Es importante que no te saltes este paso, porque la clave para que queden en su punto es un buen choque de temperatura. Mantén la masa bien fría, precalienta el horno a 220 grados, una media hora al menos, y luego baja la temperatura a 180º para hornearlas.
Pinta con mantequilla un molde de madalenas y espolvorea con harina. Corta la punta de la manga pastelera y llena cada pieza unos tres cuartos de su capacidad.
Si haces las de arándanos, pon dos arándanos en cada una ahora.
Baja la temperatura del horno a 180 º y hornea de 12 a 14 minutos, hasta que el centro de las madeleines esté dorado y los bordes empiecen a tostarse.
Baja la temperatura del horno a 180 º y hornea de 12 a 14 minutos, hasta que el centro de las madeleines esté dorado y los bordes empiecen a tostarse.
Saca del horno y deja reposar unos minutos en el molde antes de dejarlas enfriar en una rejilla.
ENGLISH
Last weekend we went to the theatre. We went to see a musical. At 2.30 in the afternoon.
Now we do this kind of things. I mean, not only the musical –which is still uncommon in Spain outside Madrid or Barcelona- but also the strange timing.
It was first time we went to a musical here. And it was not because of a limited offer on musicals. Just on the contrary, there is a great offer on shows here, particularly, of live music and theatre. Musical theatre has only become popular in Spain in very recent years, while here it has a long tradition. You do not have to go to a large city for that. People get involved in musical plays as a hobby quite early, usually at Secondary School or University. There are amateur companies producing plays all the time, as well as there are professional ones. Irish relationship with music is only comparable to their relationship with alcohol. It is something that soaks all their life (metaphorically, but also literally speaking) as it is the unstoppable rain and the always grey sky over our heads.
So, when you put together music and their expansive personalities, having musical plays everywhere becomes absolutely normal.
Right when we moved here I thought that I would love to take them to the theatre, but I was afraid they could not understand the plot and would get bored and easily tired. When S. said her teacher was Cinderella, I did not even remembered those initial thoughts. Now they are more than able to understand, they followed the play perfectly, even the songs, and probably, even better than myself.
But I was really surprised on the quality of the play, at all levels. Apart from a slightly austere set, artistically, the play was at an impressive level, comparable to a professional one. So, for a while, we all let ourselves go into a fairy tale whose plot we perfectly knew. And for a while there was nothing more real for us than that old fashioned story that instigates girls to believe in blue princes and happy endings. To be honest, it was absolutely delightful, even at 2 in the afternoon.
So, by the time we got home after the play, what we crave was a good cup of coffee. And you cannot beat this madeleines with your cup of coffee. I always think there is something romantic, decadent in madeleines, and that is part of its charm.
This time, I prepared two ways with madeleines: You can put nearly anything in them and they will work very well. Try the basic recipe and then start you own combinations. You will really love them!
Lemon madeleines - Blueberries madeleines
Lemon madeleines - Blueberries madeleines
Ingredients
80 grams butter, soft
2 eggs
100 grams plain flour
½ teaspoon of baking powder
A pinch of salt
For the lemon madeleines:
Zest of 1 lemon
For the blueberries madeleines:
100 grams blueberries
Method
Whisk the butter with a spoonful of sugar. In a different bowl, whisk the rest of the sugar with the eggs and a pinch of salt until pale and fluffy.
(For the lemon ones, put now the lemon zest into the mix of eggs and sugar)
Mix well flour and baking powder. Put a third of this mix into the butter mix and whisk well. Add the rest of the batter and mix well. Put the batter into a piping bag and put into the fridge for at least 3 hours (you can keep it in the fridge for up to 3 days). This step is crucial, so not be temped to avoid the rest in the fridge, as the best texture for madeleines comes from a heat shock.
Once the batter is really cold, heat the oven to 220º, at least for a good half an hour, and then low the temperature to 180 when putting the madeleines into the oven.
Butter and sprinkle with flour a mould for madeleines. Cut the piping bag top and fill in three quarters of the moulds. If you are doing the blueberries ones, put 2 blueberries into each Madeleine now. Low the oven heat to 180 and bake for 14 minutes, until golden in the middle and slightly brown at the edges.
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